miércoles, 28 de diciembre de 2011

Ideas en marcha

Todos los cultivos necesitan agua, y –donde no cae suficiente lluvia– los agricultores deben proveerla por irrigación si desean obtener buenas cosechas. Desde 1950, la cantidad de tierras irrigadas alrededor del mundo ha duplicado, lo cual contribuyó enormemente a la tarea de incrementar la producción
de alimentos para satisfacer a la población mundial en constante aumento y sus crecientes demandas.
Sin embargo, la irrigación es tan antigua como la civilización misma. Y uno de los sistemas más ingeniosos inventados jamás, el sistema de ganats, tuvo su origen en Persia unos 3.000 años atrás. Este antiguo sistema consiste en llevar aguas subterráneas de colinas y montañas a los campos a través de un túnel artificial en ligero declive, a menudo de muchos kilómetros de longitud.
Los túneles están provistos de una cantidad de hoyos verticales para ventilación y mantenimiento, y proveen un suministro fiable de agua potable a los habitantes así como irrigación para los campos.
La ingeniería de precisión y la arquitectura para la creación de los ganats confi rman el lugar que ocupaba Persia en las grandes civilizaciones antiguas. El sistema de ganats es tan sofi sticado y bien construido que más de 22.000 de ellos –con 273.588 kilómetros de túneles subterráneos– siguen en uso hoy día en Irán solamente; por contraste, la mayoría de los acueductos de la antigua Roma hace mucho son meras atracciones turísticas.
El sistema de ganats fue tan exitoso que se difundió ampliamente. Pueden encontrarse esparcidos a través de países con los cuales los persas y luego el Islam comerciaban, invadían y mantenían relaciones, desde China en el este hasta Perú en el oeste. Todo empezó en el año 518 a.C., cuando los persas introdujeron la tecnología a Egipto: los restos de un ganat construido para llevar agua a través de 150 kilómetros desde el Nilo hasta el oasis de Karg todavía están en uso. El sistema se extendió rápidamente a través de toda la Península Arabe, hasta Pakistán y hacia el nordeste a lo largo de la ruta comercial conocida como la Ruta
de la Seda. El museo actual del ganat en Turpan, China, muestra la excelente función de la tecnología y la gran estima de la cual goza al ayudar a los agricultores en el árido nordeste del país.
Y a medida que el Islam fue extendiéndose a lo largo de Africa del Norte y a Sicilia y España, así fue extendiéndose la tecnología. Tan críticos fueron los sistemas de irrigación para la rica y abundante agricultura de Al Andalus que –cuando este imperio musulmán fi nalmente fue conquistado y todos los moros fueron expulsados de España en 1492 d.C.– un pequeño número de agricultores moros fueron obligados a permanecer en España para operar y mantener los sistemas de irrigación, y entrenar a los españoles para mantenerlos.
En el mismo año en que los moros abandonaron España, Cristóbal Colón pisó tierra americana por primera vez, y los conquistadores españoles que le siguieron llevaron la tecnología del ganat a través del Atlántico a los climas secos de América Central y del Sur. Aún podemos encontrar evidencia de ello en el oeste de México, en las regiones de Atacama en Perú, y en Chile en Nazca y Pica.
A pesar de siglos de progreso tecnológico, el ganat sigue siendo tan útil hoy día que este año un grupo de estudiantes del Qanat College de la UNESCO en Yazd, Irán, obtuvieron la licenciatura en el primer curso de dos años dedicado a su rehabilitación y mantenimiento.

Fuente: Revista Tunza / Pnuma Tomo 6 número 3
www.unep.org

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