miércoles, 7 de marzo de 2012

Promover una industria más limpia en beneficio de todos


La industria, que es un motor esencial del crecimiento económico y elemento crítico para la consecución de las Metas de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, requiere recursos suficientes de agua de buena calidad como materia prima básica.
Se estima que el uso anual global de agua por parte de la industria aumente de una cantidad aproximada de 725 km3 en 1995 a unos 1.170 km3 en 2025. El uso industrial representará entonces un 24% del consumo total de agua. Gran parte de este aumento se llevará a cabo en aquellos países en desarrollo que se encuentran actualmente en fase de
crecimiento industrial acelerado. La figura 4 muestra los volúmenes de agua utilizada por la industria en las distintas regiones del mundo comparados con otros usos importantes.
Los indicadores que sirven para medir el efecto que tiene la industria sobre el agua no son aún lo suficientemente confiables porque se basan a menudo en datos incompletos, indirectos o incompatibles.
En un intento de mejorar la evaluación que la industria hace del agua, el Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo propone relacionar el consumo industrial de agua con el valor agregado obtenido.
El aumento previsto de la demanda industrial de agua podrá ser atendido solamente si se articulan dos elementos: una oferta correctamente analizada y una gestión racional de la demanda, tanto en el sector público como en el privado. La demanda juega un importante papel en cuanto a la eficiencia del agua utilizada en los procesos industriales y en la disminución de la carga contaminante de efluentes vertidos por la industria.

La utilización del agua en los procesos de fabricación, a menudo en grandes cantidades, es muy corriente (para lavar, cocinar, enfriar, etc.). Luego, se devuelve a los sistemas locales. Ahora bien, el agua vertida por las industrias puede ser de muy mala calidad y, a no ser que se la trate de forma adecuada, es una amenaza para las aguas superficiales
y subterráneas en las que se vierte. La industria puede constituir una amenaza crónica debido al vertido constante de efluentes, o bien una amenaza crítica si, por un fallo accidental, se genera una contaminación intensa en un período corto.
El daño que la actividad industrial puede producir en los recursos hídricos no se limita a los recursos «locales» de agua dulce. La concentración creciente de población y de industrias en las zonas costeras ocasiona un empobrecimiento tanto de los hábitats como de la población que de ellos depende. Por otro lado, la emisión hacia la atmósfera de contaminantes orgánicos persistentes, por ejemplo, puede contaminar aguas muy alejadas de los centros industriales.
En vista de estos problemas y a fin de hacer frente a ellos, muchos países han adoptado el principio por el cual «el que contamina paga» o de precaución, pero por otro lado suelen ser renuentes a obstaculizar el rendimiento industrial o económico o bien simplemente carecen de recursos para controlar y hacer cumplir los reglamentos. Esto va unido, en muchos países de ingresos medios y bajos, a una falta de conocimiento por parte de los gerentes de cómo se utiliza el agua en sus empresas y al uso de tecnología obsoleta, ineficiente o poco apropiada. Estos factores constituyen serios obstáculos para una gestión eficiente del uso del agua en las empresas. La mayor parte de los efluentes vertidos de muchas industrias son de materias primas en exceso, que podrían ser captados y reutilizados, reduciendo así los insumos y los costos.
Se fomenta así la participación industrial, por un lado, y se rompe por otra parte el paradigma imperante que vincula crecimiento industrial con daño ambiental. Para promover tales iniciativas a nivel local y regional, la Organización de las Naciones
Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han establecido una red de más de veinte centros nacionales de producción más limpia, que proporcionan asistencia técnica a empresas de países en desarrollo en todo el mundo.
Es necesario continuar el trabajo a nivel global para elaborar y afinar indicadores sólidos y apropiados del consumo y calidad del agua y estimular la recolección permanente de datos confiables.
También se necesita ayuda para incorporar estos indicadores a la gestión regional y local del agua y para integrarlos en la planificación industrial, económica y financiera. Asimismo, se necesita estimular la demanda de las empresas, pues ella puede incitar a los industriales a cumplir los objetivos establecidos en el 2º Foro Mundial del Agua y las Metas de Desarrollo del Milenio.
La formación en materia de gestión de la demanda, combinada con la transferencia de tecnología, puede beneficiar al medio ambiente y mejorar el rendimiento económico de las empresas.

Fuente: Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo “Agua para todos, agua para la vida”

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