Los peligros relacionados con el agua pueden ocurrir de forma natural o antropógena por un exceso de agua (inundaciones, erosión, desprendimiento de tierras, etc.), por escasez (sequías, pérdida de humedales o hábitats) o por contaminación química y biológica de la calidad del agua y los ecosistemas con cursos de agua. La variabilidad natural de los recursos hídricos y los cambios, cualesquiera que sean las causas que los originan, pueden ofrecer nuevas oportunidades a fin de que las estrategias de gestión respondan a las amenazas potenciales del cambio climático mediante la implementación de políticas y prácticas más sostenibles para los recursos.
En muchos lugares los eventos hidrológicos relacionados al clima se han vuelto más frecuentes y más extremos. En los países en vías de desarrollo las inundaciones intensas pueden causar un gran número de muertes mientras que en los países industrializados provocan daños materiales que ascienden a varios miles
de millones de dólares estadounidenses. En la última década se han observado sequías más intensas, las que han afectado a un mayor número de personas. Si bien éstas están ligadas a un aumento de las temperaturas y a una disminución de las precipitaciones, a menudo son consecuencia de una mala gestión de los recursos y del incumplimiento de las políticas de gestión del riesgo. La creciente exposición a peligros potenciales causados por el cambio climático ha servido para despertar una mayor concienciación sobre la importancia de una buena gestión de los recursos hídricos.
Los cambios en las corrientes de agua y la descarga de desechos químicos y biológicos provenientes de la actividad humana han alterado la calidad del agua y el equilibrio ecológico en muchos ríos del mundo. Se espera que el calentamiento global tenga importantes efectos sobre los flujos de energía y el reciclaje de la materia a través de su impacto en la temperatura del agua y la consiguiente proliferación de algas y cianobacterias tóxicas, dando lugar a una disminución de la biodiversidad.
En zonas con un creciente estrés hídrico las aguas subterráneas constituyen un recurso de amortiguamiento de suma importancia, capaz de satisfacer la creciente demanda de agua o de compensar la disminución de la disponibilidad de las aguas superficiales.
3° Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hidricos en el mundo
Capítulo 12
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