jueves, 1 de diciembre de 2011

Gestionar la vulnerabilidad, el riesgo y la escasez del agua

Los debates sobre el agua de principios del siglo XXI reflejan cada vez más el diagnóstico que ofreció Thomas Malthus del problema. Las nefastas advertencias se realizaron tras observar la “sombría aritmética” del crecimiento de la población y la creciente escasez de agua. ¿Se está agotando el agua del planeta?
No  en  un  sentido  sig n i f icativo.  Pero  la  inseguridad de agua plantea una amenaza al desarrol lo  humano  para  un  gran  (y  creciente)  sector de la humanidad. La competencia, la ausencia de recursos medioambientales y la impredecibilidad del acceso al agua como recurso productivo son causas poderosas de la inseguridad de agua para una proporción elevada de la población mundial.
Desde un punto de vista global, existe agua más que suficiente para cubrir las necesidades de la humanidad. Entonces, ¿por qué es un problema la escasez de agua? En parte porque el agua, al igual que la riqueza, no está distribuida de una manera equitativa ni entre los distintos países ni dentro de los mismos países. Los países con estrés de agua del Medio Oriente no se benefician de que Brasil y Canadá dispongan de más agua de la que puedan utilizar. Tampoco ayuda a la población de áreas con tendencia a sufrir sequías del noreste de Brasil el hecho de que el promedio de disponibilidad de agua de su país se encuentre entre los más altos del mundo. Otro problema es que el acceso al agua como recurso productivo requiere acceso a infraestructura y el acceso a infraestructura también está sesgado entre países y al interior de los 
países.
Según los indicadores convencionales, el estrés de agua está aumentando. Actualmente, unos 700 millones de personas de 43 países viven por debajo del umbral de estrés de agua, 1.700 metros cúbicos por persona,una línea divisoria clara mente  arbitraria  . En  2025,  esta  cifra  a  lca nza rá los 3.000 millones, a medida que el estrés de agua se  intensifique  en  el  África  subsahariana , China y la India. En función de los promedios nacionales, esta proyección no refleja toda la magnitud del problema actual. Los 538 millones de habitantes 
de la parte norte de China ya viven en una región que sufre un intenso estrés de agua. Globalmente, unos 1.400 millones de personas viven en zonas de cuencas fluviales donde el consumo de agua supera los niveles de sostenibilidad.
La escasez de agua se refleja en los recursos ecológicos. Sistemas fluviales que ya no llegan al mar, lagos cada vez más reducidos y el agotamiento de las capas freáticas son los síntomas más evidentes del consumo excesivo de agua. La declinación de los sistemas fluviales (desde el río Colorado en Estados Unidos al río Amarillo de China) es un resultado evidente de este uso excesivo. Menos visible, pero no menos perjudicial para el desarrollo humano, es el rápido agotamiento de las aguas subterráneas en el Asia meridional. En algunas partes de la India, las capas freáticas descienden a un ritmo de 1 metro anual, poniendo en peligro la 
producción agrícola en el futuro.
Estos son síntomas reales de escasez, pero la escasez ha sido provocada por errores políticos. 
En lo referente a la gestión del agua, el mundo se ha dedicado a una actividad frenética comparable a un frenesí imprudente e insostenible de gastos financiados por crédito. Expresado de una manera simple, los países han estado utilizando mucha más agua de la que tienen, tal como define la tasa de reabastecimiento. El resultado es una gran deuda ecológica de agua que heredarán las futuras generaciones. Esta deuda plantea cuestiones importantes sobre los sistemas de contabilidad nacional que miden el agotamiento de un capital natural escaso y de gran valor, al mismo tiempo que plantea cuestiones sobre la igualdad entre generaciones. Los bajos precios (o en algunos casos la gratuidad) han mantenido un uso excesivo: si los mercados entregaran automóviles Porsche a precios ínfimos, también estarían faltos de existencias.
En el futuro, el uso del agua será un tema de gran preocupación. Durante casi un siglo, el consumo de agua ha estado aumentando casi al doble de velocidad que la población. Esta tendencia continuará. Los cultivos de riego seguirán acaparando la mayor parte del consumo de agua (actualmente acaparan más del 80% del consumo en los países en desarrollo). Pero la demanda de la industria y los usuarios urbanos está creciendo rápidamente.

Hasta 2050, el agua del planeta tendrá que abastecer a los sistemas agrícolas que alimentarán y crearán medios de sustento para 2.700 millones de  persona s  má s.  M ientra s  tanto,  la  industria ,  en lugar de la agricultura, será la responsable de gran parte del aumento del consumo de agua hasta 2025.
Aumento de la oferta
En el pasado, los gobiernos respondieron al estrés  de  a g ua  intentando  aumentar  la  oferta . 
Los programas de desviación de ríos en gran escala en China y la India son ejemplos de la constante apelación a esta solución. Otras opciones relacionadas con la oferta también crecieron en importancia. 
La desalinización del agua marina está ganando terreno, aunque los altos costos de energía hacen 
que esta opción sólo sea efectiva en los países más desarrollados y para las ciudades costeras. La importación del “agua virtual” (el agua utilizada en la  producción  de  comida  impor tada)  es  otra  opción. Sin embargo, aquí también existen opciones limitadas para los países de ingresos bajos con grandes déficits de alimentos (y existen amenazas para la seguridad alimentaria a causa de una pérdida potencial del autoabastecimiento).
Reducir la demanda
Es más probable que las políticas relacionadas con la demanda sean más eficaces. Si se aumenta la 
proporción de “cultivo por gota” mediante nuevas tecnologías que mejoren la productividad, será posible reducir la presión sobre los sistemas de abastecimiento de agua. En términos más generales, la política de precios del agua deberá reflejar mejor el valor de este escaso recurso. La eliminación de los subsidios perversos que fomentan el uso excesivo  de  agua  marcaría  un  paso  impor tante  en  la 
dirección  adecuada  pa ra  pa  íses  como  la  Ind ia  y México, que inadvertidamente han creado incentivos para el agotamiento de los recursos naturales de agua mediante los subsidios de electricidad para grandes plantaciones. De hecho los gobiernos han estado subsidiando el agotamiento de un recurso natural de gran valor.
Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano 2006 PNUD

No hay comentarios:

Publicar un comentario